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23 junio, 2023

"Ese «la gente va a pensar...» jode toda la escritura": Sara Jaramillo Klinkert

Sara Jaramillo Klinkert, una autora que no tiene pudor en mostrarse tal cual es, con todas sus sombras, luces, traumas y deseos. En el marco de la Feria del Libro de Bogotá 2023, tuve la oportunidad de hablar con ella sobre obras como Cómo maté a mi padre, Donde cantan las ballenas y Escrito en la piel de jaguar. Tocamos temas como la literatura escrita por mujeres, los retos de contar historias desde lo autobiográfico, reflexiones sobre los hombres leyendo mujeres y tips de escritura. ¡Espero que la disfruten! 


Foto de Paula Argüelles - El Debate 

 

No es fácil desnudarnos, literal y simbólicamente. Mucho menos cuando se trata de lo más profundo de tu alma y el medio es la escritura. Es así como la lectura se convierte en una conversación: tu decisión de abrir un libro y comenzar a pasar tus ojos entre páginas y páginas cargadas de un significado ya no solo individual, sino colectivo; junto con aquella escritora que eligió sentarse e intentar desentrañar los misterios de su interior poniéndole palabras. ¡Qué gran milagro es la literatura, y qué forma tan especial tiene de unirnos! 


Sara Jaramillo Klinkert es una autora colombiana, nacida en Medellín en 1979. Es comunicadora social y periodista de la Universidad Pontificia Bolivariana y ha trabajado en varios de los principales medios de comunicación colombianos. No obstante, su verdadero sueño era ser escritora; por esto, se fue a Madrid a estudiar el máster de narrativa de la Escuela de Escritores. Hoy ya cuenta con tres novelas publicadas, merecedoras de premios literarios como XXVI Premio San Clemente (Donde cantan las ballenas) y finalista del Premio Nacional de Novela en Colombia (Cómo maté a mi padre). 


¡Buenos días, Sara! Estoy muy emocionada por tener este espacio contigo. Para comenzar quisiera saber: ¿Cómo comienza tu relación con la escritura? 


Mira Sofía, la relación con la escritura yo creo que empezó desde que estaba muy chiquita y la razón es que era muy buena lectora. Por varias razones, la primera es que mi familia es muy grande, mis hermanos son trillizos y nos fuimos a vivir en las afueras de la ciudad porque literalmente íbamos a destruir todas las casas en las que estábamos. Esto hace 40 años era rarísimo, no tenía vecinos, no tenía amiguitas, nadie iba a la finca que porque, supuestamente, quedaba muy lejos, todos mis hermanos eran hombres, entonces yo no tenía como interlocutores para mis juegos y para mis cosas. Luego, cuando asesinaron a mi papá (todo esto lo narro en Cómo maté a mi padre), tu no me vas a creer que lo que a mí me salvó como de ese pozo hondo de tristeza fueron los libros. 


Para mí los libros fueron una fuente de esperanza inmensa porque yo veía que a los personajes también les pasaban cosas malas, pero veía que se sobreponían y que era posible salir, y eso a mis 11 años (suena muy ingenuo ahora), era lo que me daba esperanza. Tuve la fortuna de que la mejor amiga de mi mamá era bibliotecaria de un colegio y ella se sacaba esos libros a escondidas y camuflados me los prestaba. Entonces yo salía de vacaciones y a mi casa llegaban cajas de libros, y yo me pasaba todas las vacaciones leyendo. Y como pasa siempre que uno hace una actividad con la que está muy engomado, llega un momento en el que uno se pregunta “¿será que yo puedo hacer esto?”, y es que el libro que yo estoy leyendo es porque alguien lo escribió. Así que, “¿qué tengo que hacer para escribir un libro?" Entonces tengo esa inquietud desde los 14 o 15 años. 

 

Y mira, yo estudié Periodismo porque quería escribir, desafortunadamente siempre trabajé en televisión, solo me ofrecían trabajos en televisión y yo quería prensa escrita. Hoy le agradezco al periodismo porque me brindó muchas herramientas, mucha rapidez, mucha concisión, mucha facilidad para encontrar lo importante y para expresarlo en el papel. Pero no hubo ni un solo día en que yo no sintiera que me estaba traicionando. Ya un día -yo digo que uno se tiene que poner fechas para realizar los sueños, sino uno nunca hace nada porque nunca llega el “después”- dije: “Si a los 40 años no tengo una novela escrita, abandono esto de que quiero escribir”. Llegaron los 40 y nada. Ahí fue cuando dije no, ya me voy para España a hacer el máster en escritura y así me pude bolar dos años enteros dedicada solamente a la creación literaria. En esos años estuve obsesionada, yo no quería hacer nada más que escribir, parecía como enferma, era una cosa muy rara. 


 

Yo me siento muy reflejada contigo porque yo soy Comunicadora social – Periodista justo porque quería escribir. Después la Universidad sacó la carrera de Estudios literarios y edición y por la parte de edición -porque yo no quiero ser escritora- quise comenzarla también. Mis papás me apoyaron considerando que ya tenía una carrera “más segura”, pero en cenas familiares siempre me preguntan cómo: “Pero, ¿tu cuando vas a trabajar en un medio?”. Por otro lado, me parece muy interesante que tu meta para ser escritora fuesen los 40, porque parece que a esa edad ya las mujeres están “demasiado viejas” para todo. Sin duda, tu historia es una inspiración.  


A pesar de que durante mis 20 y mis 30 estuve dándome tanto látigo porque no estaba haciendo lo que quería cuando finalmente me agarraron los 40 haciendo ese máster yo lo agradecí mucho, mucho. Uno a los 20 no tiene bagaje, uno no tiene equipaje, todavía no tiene esa distancia de los sucesos que lo han marcado como para escribirlos. Yo agradezco un montón que lo haya hecho a esa a esa edad. 


Inspiras mucho. Nunca es tarde para cumplir los sueños y la vida de Sara Jaramillo lo demuestra. Ahora quisiera saber, ¿cómo percibes la recepción de historias escritas por mujeres? ¿cómo fue tocar puertas de editoriales? ¿crees que hay temas reservados o que se espera que las mujeres escriban? ¿Cómo ves el panorama para la mujer escritora? 


Siento que mi llegada como al mundo editorial fue muy afortunada, porque fue un momento en el que el mundo editorial estaba muy abierto a las historias escritas con mujeres, estaba reconociendo a las autoras, y tuve otra fortuna y es que como estaba viviendo en España, allá no solo valoran mucho el hecho de ser mujer sino de ser latinoamericana; de alguna manera está este fantasma de que la literatura latinoamericana, tiene un halo y tiene una cosa que los europeos valoran mucho. Yo siento que tenía esas dos cosas a favor. Si hubiese publicado diez años atrás o quince años atrás, yo no estoy tan segura de que hubieran pasado tantas cosas positivas como están pasando ahora. Sí tengo que agradecerle a la época y a todas las mujeres anteriores que apunta de machete, con tantas dificultades encima, bien que mal, fueron abriendo camino. 


Hay algo que me que me impresiona mucho y que cada vez noto más y que me cuestiona mucho. Yo voy a varios clubes de lectura, hago muchos eventos, me gusta mucho el contacto con los lectores y yo siempre me pregunto “¿dónde están los hombres?” A mí sí me parece que hay todavía cierta reticencia, que ya nos están vendiendo, que nos están promocionando, que las editoriales están haciendo un trabajo inmenso para posicionar los nombres de mujeres, pero yo sí creo que a los hombres les falta apertura mental para recibir esas esas obras.

  

No sé si de pronto es un tabú respecto a que los temas que escriben las mujeres son para mujeres.

 

Sí yo creo que puede ser eso. Mira, lo hablé con Pilar Quintana, alguna vez se lo dije “¿a vos te pasa eso?” y me dijo “¡Si, lo mismo!”. Entonces creo que no es algo exclusivo mío. Y sí me parece que tiene que ver con los prejuicios que tienen los hombres sobre esos temas. Los hombres de repente piensan que la maternidad, o que hable de hijos, o que hable de cosas de mujeres”, o, por ejemplo, en mis dos primeros libros mis narradoras son niñas, entonces pensarán que no son libros de su interés. Pero son puros prejuicios de parte de ellos, porque es que esos temas también los atraviesan a ellos. Su esposa eventualmente va a tener la menopausia y va a quedar en embarazo y va a perder la belleza. Son temas en los que deberían fijarse y deben permitir que todas nuestras preocupaciones y nuestra experiencia vital de vida los atraviese. Finalmente, en este mundo somos compañeros, estamos aliados aquí en este mundo y nosotras también hemos leído las historias de ellos, con los temas de ellos y, ¿que nos ha pasado? ¡Nada! Que hemos aprendido un montón sobre la condición masculina. Y yo creo que es ahora ellos los que tienen esa tarea pendiente. 



que, como yo, varias personas aún no te han leído y tienen mucha expectativa de hacerlo. Por esto, me gustaría saber, ¿cómo defines tu escritura? 


Mira mi escritura está súper atravesada por lo autobiográfico. Por mí escribía solo en primera persona, es un narrador que me encanta. Mi primer libro. Donde cantas las ballenas, fue absolutamente autobiográfico y es muy curioso que los lectores lo leen y sienten que me conocen muy bien y que sabe toda mi vida, mis preocupaciones, mis miedos. Entonces a mí nadie me regala flores porque en ese libro digo que odio las flores, porque en el funeral de mi papá había demasiadas flores, pero la gente me regala matas porque sabe que yo adoro las matas. Son gestos súper bonitos que denotan una lectura del libro y un conocimiento de la narradora. 


Mis otros dos libros están en tercera persona porque quería mostrar que yo era capaz también con ese narrador, pero siguen hablando mucho de mí. En mis columnas del domingo en El colombiano casi todas las columnas son autobiográficas, yo siempre hablo de . A mí me gusta poner ahí mi experiencia personal y que el lector mire si se identifica o qué agarra de ahí. Entonces yo mi literatura la defino absolutamente autobiográfica y con toques de fantasía, lo que me gusta de la literatura es eso, que me exacerbe la imaginación y que me muestre otras formas posibles del mundo y yo creo que la prosa es muy lírica. Yo soy muy de mucha reescritura mucha, mucha, Sofía. No te imaginas yo cuánto reescribo. Quería que cada párrafo fuera una joyita en sí mismo y me esmeré mucho en que eso fuera así y me interesa mucho darles a los lectores algo mejor de lo que les había.

 

Me da mucha curiosidad que hables como con esta propiedad de la literatura autobiográfica porque cuando he hablado con otros autores me dicen que lo que más miedo da de escribir es mostrarte al desnudo. ¿Tú cómo trabajas con esos miedos de exponerte a un montón de personas que no conoces? 


Yo tuve la fortuna, hoy en día lo veo como una fortuna, de que cuando estaba escribiendo Como maté a mi padre yo no estaba pensando en que iba a ser una novela, ni estaba pensando en que se iba a publicar. Yo simplemente quería contar la historia de mi papá y dejarla para que no se perdiera. Esto hizo que yo no me guardara nada. En mis estudiantes veo mucha pena que porque es la historia de mi abuelita; y yo siempre digo si usted va a ser autobiografía, es con todo, si va a ponerse a tratar de no pisar callos u ocultar cosas para darle gusto a alguien entonces guarde la historia y espere que la abuelita se muera. Entonces yo tuve la fortuna de que fui muy ingenua cuando se fue a publicar, no pensaba que nadie lo fuera a leer.  


Pero cuando se publicó yo estaba en vacaciones en el pueblo del que hablo en Escrito en la piel de jaguar, ahí no hay celular, no hay ninguna forma de comunicación. Me acuerdo de que en algún momento salí al pueblo a comprar ciertas cosas y a buscar señal a ver qué había pasado en el mundo y tenía un montón de llamadas pérdidas de mi editora y yo pensé “ay, se fue un error de ortografía”. Pero no, el libro se había agotado. Ahí me di cuenta de que no podía pararla, de que ya yo había puesto eso ahí y que ya tenía que asumir las consecuencias. Yo creo que eso me dio mucho callo, a mí hoy en día a mí no me da cinco de pudor hablar sobre mí. Ese miedo de que si pongo un personaje que violaron, la gente va a pensar que a me violaron, o que, si la maltrató el novio, la gente a pensar que me maltrató un novio. Y ese “la gente va a pensar” jode toda la escritura. 


 


Quiero retomar lo que mencionabas de que tú estudiaste para ser escritora. He escuchado como algunas personas que quieren ser escritoras dicen que esto sale del alma, que no hay necesidad de formarse. ¿Cuál es tu opinión al respecto? 


Me gusta mucho esa pregunta. Yo creo que es definitivo. Las herramientas literarias ya hace rato están descubiertas, hace rato están ahí para que la gente las estudie y las aplique. Entonces la gente me dice lo mismo: “Ay, pero los grandes autores del pasado no se formaron”. Claro que si lo hacían, se iban a esos bares en medio de esa bohemia y qué se podían hacer, a leerse los capítulos y a comentárselos y a dar sus opiniones; justo lo que hacemos en un taller de literatura. Yo sí creo que es fundamental formarse, te ahorra mucho camino, son cosas que finalmente tú aprenderías sin formarte, pero después de meter la pata muchas veces y después de perder mucho tiempo y si todo eso se puede ahorrar sabiendo la técnica pues para qué equivocarse tanto. 


Igual yo también digo que en esos cursos tampoco es que enseñen a escribir. Yo siempre he defendido la idea de que la gente tiene que llegar muy lista en el sentido que tiene que haber leído mucho, tiene que haber tenido como varios intentos de escritura. Yo te puedo dar herramientas para que eso que tú ya traes funcione mejor, pero esa chispa y ese no sé qué, esa voz narrativa que atrae, eso lo tiene que tener. 


Yo he escuchado personas que dicen que la academia limita, pero sí creo que se trata de buscar un equilibrio. La idea de la musa que susurra al oído obras de arte me parece muy tóxica.  


Para hacer las cosas como uno quisiera, tiene que entender cómo deberían ser. Yo le digo a mis alumnos cuando se me pegan unas desviadas de lo que les estoy enseñando, demuéstreme que es capaz de hacerlo de la manera tradicional, y si usted me demuestra que es capaz de hacer la manera tradicional y me justifica por qué lo va a ser de la otra manera, adelante. Es que todas las normas están para romperlas, pero hay que conocerlas. 


Y lo de la musa me encanta que lo digas porque yo también creo que es muy tóxica. Yo de entrada les digo es que la musa no existe. Existe la disciplina, existe el compromiso, existe la pasión de querer sacar adelante tu obra, la voluntad de sentarse todos los días a escribir. No todos los días son buenos, hay días donde se avanza mucho y hay días en donde no se avanza nada, pero uno cómo sabe cuál es el día bueno. Debemos aprender mucho del fracaso, en la literatura los fracasos enseñan mucho y las meteduras de pata enseñan mucho y todo ese tiempo perdido en una página que después va para la basura, también enseña mucho 


No importa cuántas obras uno tenga escritas, siempre va a estar esa inseguridad, nunca se quita y así tiene que ser porque esa inseguridad es lo que hace que uno no baje la guardia. Esa inseguridad la agradezco porque me hizo dar lo mejor de mí y puedo decir que esa novela es lo mejor que yo puedo dar hoy, a lo mejor mañana voy a escribir otra mejor, pero la Sara Jaramillo de hoy se queda con la conciencia tranquila cuando entregó ese manuscrito, que esa historia era lo mejor que podía hacer en ese momento. 


Para terminar, hablemos de tus escritoras colombianas favoritas.  


Me gusta un montón Margarita García, ella es muy autobiográfica. También me gusta mucho Lorena Salazar con su novela Esta herida llena de peces publicada por Angosta, yo lo había leído desde que era un manuscrito y me alegra mucho el recorrido tan bonito que ha tenido porque vale mucho la pena. Y otra autora Angosta que recomiendo muchísimo es Marita Lopera, su libro La vida fue hace mucho, es que el solo título es una cosa preciosa y la forma de escribir de Marita es tan interesante; la obra de ella está situada en el mar entonces hay mucho de navegación y el personaje va en su barquita todo el tiempo y las frases son muy corticas y yo le decía que leerla parece como remar. Eso es tan bonito y tan difícil, cuando el contenido de la escritura se corresponde con la forma. 


 


Y terminamos esta entrevista agradeciendo a Penguin Random House Colombia por este espacio y a Laura Valeria Rodríguez (@lauravalerialo) por la producción. 

 

¡Fue un espacio absolutamente enriquecedor y especial! A Sara Jaramillo Klinkert vamos a estar leyéndola en octubre con Donde cantan las ballenas en el Club de Lectura Viajando entre Letras privado, por si se animan a unirse. ¡La vamos a tener en la charla final! 


Si son más de vídeo, les dejo la entrevista en el Canal de YouTube: 



¡Gracias por llegar hasta aquí!





7 comentarios:

  1. Genial entrevista, no conocía ala autora. Pero me dio ganas de leer sus libros. Te mando un beso.

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  2. Holaaaaa =)
    Qué interesante ^^

    Besitos =)

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  3. Hola!! una entrevista muy bien detallada y que la guardo para leerla con calma más adelante.

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  4. ¡HOLA, HOLAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!

    Esta entrada me parece una auténtica delicia. No conocía a la autora, pero ahora quiero leerla. Y joooo, es que tuvo que ser una experiencia super bonita vivir ese momento.

    ¡SE MUUUUUUUUUUUUUUUY FELIIIIIIIIIIIIIIIIIIIZ ✨🥰!

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  5. ¡Hola! Te ha quedado una entrevista muy interesante. Cercana y amena. Ha tenido que ser una experiencia interesantísima. e he pasado por tu canal de youtue. ¡Me alegra que te vaya de lujo!. Saludos

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  6. ¡Holiis!
    No conocía a la autora, cotillearé un poco más sobre ella, Gracias por traernos la entrevista!
    Espero que estés pasando una bonita semana. Un besito!

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  7. hola
    no conocía a esta autora, así que te agradezco que nos la des a conocer aquí en España. Ya veo que disfrutaste mucho con ella, y te estoy agradecida por la entrevista
    besotesssssssssssssss

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¡Hola, viajer@!
Antes que nada ¡GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS! por entrar aqui, a mi blog, a este pequeño espacio dedicado a desahogar las miles de sensaciones que me produce la literatura (espero que sepas de lo que hablo), les dejo aqui lo que espero ver en los comentarios:

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