Sara Jaramillo Klinkert, una autora que no tiene pudor en mostrarse tal cual es, con todas sus sombras, luces, traumas y deseos. En el marco de la Feria del Libro de Bogotá 2023, tuve la oportunidad de hablar con ella sobre obras como Cómo maté a mi padre, Donde cantan las ballenas y Escrito en la piel de jaguar. Tocamos temas como la literatura escrita por mujeres, los retos de contar historias desde lo autobiográfico, reflexiones sobre los hombres leyendo mujeres y tips de escritura. ¡Espero que la disfruten!
Foto de Paula Argüelles - El Debate
No es fácil desnudarnos, literal y simbólicamente. Mucho menos cuando se trata de lo más profundo de tu alma y el medio es la escritura. Es así como la lectura se convierte en una conversación: tu decisión de abrir un libro y comenzar a pasar tus ojos entre páginas y páginas cargadas de un significado ya no solo individual, sino colectivo; junto con aquella escritora que eligió sentarse e intentar desentrañar los misterios de su interior poniéndole palabras. ¡Qué gran milagro es la literatura, y qué forma tan especial tiene de unirnos!
Sara Jaramillo Klinkert es una autora colombiana, nacida en Medellín en 1979. Es comunicadora social y periodista de la Universidad Pontificia Bolivariana y ha trabajado en varios de los principales medios de comunicación colombianos. No obstante, su verdadero sueño era ser escritora; por esto, se fue a Madrid a estudiar el máster de narrativa de la Escuela de Escritores. Hoy ya cuenta con tres novelas publicadas, merecedoras de premios literarios como XXVI Premio San Clemente (Donde cantan las ballenas) y finalista del Premio Nacional de Novela en Colombia (Cómo maté a mi padre).
¡Buenos días, Sara! Estoy muy emocionada por tener este espacio contigo. Para comenzar quisiera saber: ¿Cómo comienza tu relación con la escritura?
Mira Sofía, la relación con la escritura yo creo que empezó desde que estaba muy chiquita y la razón es que era muy buena lectora. Por varias razones, la primera es que mi familia es muy grande, mis hermanos son trillizos y nos fuimos a vivir en las afueras de la ciudad porque literalmente íbamos a destruir todas las casas en las que estábamos. Esto hace 40 años era rarísimo, no tenía vecinos, no tenía amiguitas, nadie iba a la finca que porque, supuestamente, quedaba muy lejos, todos mis hermanos eran hombres, entonces yo no tenía como interlocutores para mis juegos y para mis cosas. Luego, cuando asesinaron a mi papá (todo esto lo narro en Cómo maté a mi padre), tu no me vas a creer que lo que a mí me salvó como de ese pozo hondo de tristeza fueron los libros.