Reseña: El consentimiento - Vanessa Springora.

EL CONSENTIMIENTO - VANESSA SPRINGORA

Libro único - Autobiografía - 200 páginas - 2020

Con trece años, Vanessa Springora conoce a Gabriel Matzneff, un apasionado escritor treinta y seis años mayor que ella, tras cuyo prestigio y carisma se esconde un depredador. Después de un meticuloso cortejo, la adolescente se entrega a él en cuerpo y alma, cegada por el amor e ignorante de que sus relaciones con menores llevan años nutriendo su producción literaria. Más de treinta años después de los hechos, Springora narra de forma lúcida y fulgurante esta historia de amor y perversión, y la ambigüedad de su propio consentimiento. Su maravillosa novela ha hecho, según el diario Le Monde, «arder Saint-Germain-desPrés»: el caso Matzneff cuestiona a la intelectualidad francesa y a una sociedad obnubilada por el talento y la celebridad.

Si googlean "Vanessa Springora", la información que más resalta es su denuncia al escritor Gabriel Matzneff, quien inició relaciones sexuales con ella cuando ella tenía 14 años y él 49. A pesar de esto, Vanessa Springora es una escritora, editora y directora de cine francesa. No obstante, no es extraño que el cubrimiento mediático este enfocado en el abuso que sufrió a la tempranada edad de 14 años, a penas comenzando a vivir y transitando por el momento más traumático de su vida. Con una valentia que admiro profundamente, Vanessa Springora publicó El consentimiento, un texto descarnado, honesto, doloroso y necesario. Nos cuenta su historia y denuncia a toda una sociedad.

“No, ese hombre no albergaba los mejores sentimientos. Ese hombre no era bueno. Era lo que aprendemos a temer desde niños: un ogro"

No quiero profundizar en los detalles de esta relación abusiva porque quiero darles la oportunidad de que ustedes se enfrenten al tejido que poco a poco va creando Vanessa y que nos lleva por un camino en el que los cuestionamientos morales se difuminan, en el que la ilusión del primer amor se ve manchado por la pedofilia, en el que la relación madre e hija se convierte en un empujón al vacío, en el que una sociedad es capaz de ver el abuso a una menor de edad y hacerse la de la vista gorda, poniendose las convenientes gafas de normalidad. Duele mucho avanzar por estas páginas. Es doloroso estar tan lejos de esa niña que pensaba que lo que sentía era amor, para pasar a una jóven que se plantea que no lo era y leer a una mujer que se pregunta por qué nadie la defendió, por qué se asumió que a los 14 años podía consentir algo como esto.

Por esto, El consentimiento no es solo un recorrido por la memoria, también es una denuncia social; no se puede asumir como una memoria algo que es delito. Y para mi, como lectora, fue impresionante entender que los actos pedofilos no son sólo culpa de quien los comete, si no de una sociedad que los avala. Esto se los digo porque a lo largo de la narración, Vanessa Springora nos explica como en los circulos sociales de la alta sociedad este tipo de relaciones pedófilas no eran vistas como algo negativo; de hecho, eran un premio. Y, siguiendo esta idea, el aclamado escritor Gabriel Matzneff se merecía tener a quien quisiera como pareja por sus aportes a la literatura. Una asquerosidad. Una sociedad descompuesta y ciega, putrefácta, vestida de seda y tomando champaña.

"Nuestro amor era un sueño tan potente que nada, ni una sola de las pocas advertencias de mi entorno, había bastado para despertarme. Era la pesadilla más perversa. Era una violencia innombrable”

Es así como El consentimiento se convierte en la herramienta que encuentra Vanessa Springora para construir una jaula y encerrar a su abusador. El libro se encuentra escrito con una gran carga de sarcasmo que, en mi perspectiva, disfraza el arrepentimiento, el dolor y un proceso de aceptación entre ser cómplice y revelarse como víctima. Y es que a Vanessa le costó mucho tiempo aceptar que no había sido su culpa lo que había sucedido, entender que no hay forma que los menores de edad tengan consentimiento y resentir a esa sociedad que piensa que si, a la que no le importa. Gracias a esta denuncia, Gabriel Matzneff ha sido citado a comparecer ante un tribunal de París debido a que durante muchos años escribió abiertamiente sobre pedofilia, protegido por el las élites editoriales, periodisticas, políticas y empresariales. No hay un solo culpable.

Ilustración de Boligán

Se supone que el pedofilo se enfrenta a cinco años de prisión (sin comentarios); no obstante, sin importar el veredicto final del tribunal, lo cierto es que ahora mismo, a la edad de 86 años, los mismos sistemas que avalaron sus prácticas, le dan la espalda. De hecho, ha sido condenado a un ostracismo cívico y moral, que se traduce en la negativa de algún editor a publicar su versión de las acusaciones de las víctimas. Si bien ninguna consecuencia parece suficiente para esta situación, queda la satisfacción de que no fue una historia olvidada.

“¿Por qué una adolescente de catorce años no podría amar a un hombre treinta años mayor que ella? Cien veces había dado vueltas mentalmente a esta pregunta. Sin darme cuenta de que estaba mal planteada, desde el principio. Lo que había que cuestionar no era mi atracción, sino la suya”